¿Por
qué esta forma de oración se llama Rosario?
Como
ofrecemos flores a la persona que amamos, del mismo modo cada Ave María (Dios
te salve) es como una rosa ofrecida a la Santísima Virgen; el conjunto de estas
Ave María constituye una corona de rosas - El Rosario - que le presentamos.
El
Rosario es una oración que nos fortalece espiritualmente. Es un modo de rezar
que tiene una eficacia peculiar para unirnos a la Virgen María y hacernos sentir
su amor.
Hoy
el ritmo frenético de la vida nos lleva a vivir de manera siempre apresurada y
dispersiva, por ello es importante y necesario rezar El rosario, que nos va ha servir de luz para
guiarnos por el camino del bien.
Cada
día empleamos buena parte de nuestro tiempo en viajar, ida y vuelta, a nuestro
trabajo, o a los estudios u otros quehaceres. Nosotros, que no tenemos tiempo
para rezar, podemos aprovecharlo en nuestros desplazamientos cotidianos para
hacerlo. Rezar por la mañana es comenzar el día con una actitud positiva; por
la tarde, es concluirlo de un modo sereno. El rosario es la oración más
apropiada para rezar durante nuestros trayectos; es una oración dinámica que
nos hace participar en la oración de María; el Evangelio nos muestra que,
durante su jornada, ella rezaba porque "meditaba en su corazón".
El
rosario, que nos hace recorrer los misterios de la vida de nuestro Señor, es
una oración meditativa, centrada en Jesucristo. Nuestra meditación se hace en
compañía de María, ella que, mejor que todos nosotros, Lo conoce.
En
la primera parte del Ave María, el nombre de Jesús es el punto culminante;
sobre Él se fija nuestra atención mientras Él nos enseña una verdad o una
virtud en la escena evangélica evocada por el misterio del rosario que estamos
meditando. Diciendo el Ave María, nuestra mirada interior se junta con aquella
de María y por medio de su mirada nosotros penetramos en un conocimiento más
profundo de Jesucristo.
En la segunda parte del Ave María, el acento está puesto sobre la invocación: "ruega por nosotros". Pedimos a la Santísima Virgen de ayudarnos a poner en práctica la verdad o la virtud que estamos meditando.
En la segunda parte del Ave María, el acento está puesto sobre la invocación: "ruega por nosotros". Pedimos a la Santísima Virgen de ayudarnos a poner en práctica la verdad o la virtud que estamos meditando.
El
rosario, gracias a esta meditación dinámica de la vida de Jesucristo, nos hace
progresar en nuestra vida cristiana y nos transforma poco a poco.
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